EL SÁBADO 1 DE JUNIO, POR LA TARDE, A PARTIR DE LAS 16 HS, SE CELEBRÓ EN LA CATEDRAL DE JUJUY LA SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI.
DESPUÉS DE LA MISA, SE REALIZÓ LA TRADICIONAL DE LA PROCESIÓN ALREDEDOR DE LAS CALLES DE LA CIUDAD.
LOS SACERDOTES DE LA CIUDAD CONCELEBRARON CON EL OBISPO .
EL OBISPO ESCRIBIÓ UNA CARTA CON MOTIVO DE ESTA CELEBRACIÓN, MOTIVANDO LA PRÓXIMA MISIÓN DIOCESANA QUE SE REALIZARÁ LA ÚLTIMA SEMANA DE JULIO.
AQUÍ LA CARTA DEL OBISPO:
SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
1 y 2 de junio
Queridos hermanos y hermanas:
Estamos celebrando la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo y lo hacemos en este tiempo sinodal y misionero que vive nuestra Iglesia.
El misterio de la Eucaristía nos dice que el mismo Hijo de Dios – que glorioso reina junto al Padre – se ha quedado sacramentalmente presente en el Sacramento de su Cuerpo y Sangre.
El Catecismo de la Iglesia Católica (N.1324) nos enseña: La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (LG 11). “Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua” (PO 5).
Este tesoro – que es la Eucaristía – nos asegura la presencia real de Jesucristo en el Sacramento. Y al contemplarlo, al recibirlo y adorarlo nos llenamos de su Amor. De ese Amor que lo llevó a dar la vida por nosotros en la cruz.
Somos testigos de ese Amor. Somos experimentadores de ese Amor y debemos ser siempre “Misioneros de ese Amor”. Para llevar la noticia de su infinito Amor por nosotros a todos los hombres, particularmente a quienes lo olvidan o lo desconocen.
Pidamos en este día al Señor que nos inunde con su Amor, para que presurosos emprendamos la preparación y el recorrido de la misión diocesana del mes de julio. Pidamos que no guardemos este tesoro escondido en el interior de nuestros corazones; en el interior de nuestros grupos y comunidades, sino que salgamos a las calles y al encuentro de todos los que encontremos dispuestos a recibir la Buena Noticia de su Amor.
Cristo se entrega en cada Eucaristía y al recibirlo nos unimos a Él para que también nosotros nos entreguemos a la adoración y a la misión. Cuando termina la Misa, el sacerdote nos dice: “Pueden ir en paz”. Y eso significa salir del Templo y llevar la paz y el amor de Dios que hemos recibido, a la vida concreta y real de cada uno y en medio de aquellos hermanos que Dios pone a nuestro lado.
“Vayamos en paz” con Cristo Eucaristía. A todos nuestros hermanos. Por los caminos de la misión. Anunciando su infinito Amor hasta que Él vuelva”.
Con mi paternal bendición:
+ Padre Obispo Daniel Fernández