San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, difundió una reflexión ante las próximas elecciones presidenciales, en la que recordó que el voto es “un acto personal, ético, comprometido y realista”, enumeró “principios, temas y situaciones” que deben considerarse para un sufragio responsable, y lamentó que no se encuentren propuestas superadoras para afrontar la pobreza y el deterioro de la convivencia. El Obispo hizo una reflexión profunda ante las próximas elecciones presidenciales, y valoró que este nuevo acto eleccionario tenga lugar en el contexto de un país cuya cultura democrática “viene afianzándose desde 1983”.
“Podemos señalar altibajos, errores y carencias, pero también logros. Como sociedad hemos logrado salir de noches muy oscuras de violencia política. En buena medida, hemos aprendido a resolver nuestros conflictos con las reglas de la democracia republicana. Está vigente en la Argentina el estado de derecho consagrado por nuestra Constitución”, destacó.
“Somos ciudadanos libres en una sociedad plural, con muchas instituciones vigorosas y con capacidad de futuro. Seríamos injustos si no lo reconociéramos o solo enumeráramos fracasos. Sería además peligroso, en un contexto global de crisis de la política”, agregó.
El obispo advirtió que la pobreza estructural que afecta a millones de argentinos, especialmente a las nuevas generaciones, es una “deuda social que no nos deja tranquilos” y aseguró: “Se extraña la decisión política de lograr consensos básicos en políticas públicas para superar esta situación”.
En este sentido, el prelado advirtió que “el crimen de la corrupción indica que esa deuda hunde sus raíces en un problema humano de naturaleza espiritual y ética, pero también cultural e institucional”.
Tras estas observaciones, compartió algunas reflexiones sobre la responsabilidad cristiana y ciudadana de votar, las que se inspiran en la enseñanza de la Iglesia y se nutren de la experiencia de “un ciudadano que intenta vivir como discípulo de Cristo y pastor”.
“Obviamente no voy a decirle a nadie a quién votar. Menos aún, a quien no votar”, aclaró, y explicó: Comparto algunas ideas que me ayudan a preparar el rito ciudadano de entrar en el cuarto oscuro”.
Monseñor Buenanueva desarrolló algunos conceptos, entre ellos “La
democracia no se agota el día de las elecciones”, “La mala política no
se resuelve con la indiferencia sino con una participación ciudadana más
vigorosa”, “La emisión del voto es un acto personal, ético,
comprometido y realista”, “Nadie puede sustituir la conciencia”, “El
discernimiento del voto se hace en el contexto concreto en el que
vivimos”, “Un voto responsable no puede decidirse por un solo tema”,
“Para un católico, la decisión de cómo votar surge de mirar la realidad,
en su singularidad y complejidad, a la luz del Evangelio”.
Asimismo, recordó que un voto responsable “ha de surgir de la
consideración de un conjunto de principios, temas y situaciones”, por lo
que enunció algunos, sin ánimo de ser exhaustivo:
a) La promoción de la dignidad humana no se agota en el rechazo del
aborto o la eutanasia. Supone estar atentos a trabajar por la dignidad
de las personas, especialmente de quienes están en situación de riesgo.
Los rostros argentinos de la pobreza, exclusión y marginación son
variados. Y nos reclaman a todos. Son muchas las vidas que hay que
salvar.
b) En este sentido, para un católico argentino, la opción
preferencial por los pobres no es un tema opcional. Su voto debe tener
una sensibilidad especial por esta problemática que afecta la vida de
tantos hermanos, aun reconociendo que hay distintas miradas sobre las
causas y los medios para superar la pobreza.
c) Lo mismo vale para la atención de la familia como célula básica
de la sociedad, anterior al estado y sujeto original de la vida social.
Sin desconocer un clima cultural hostil a la familia, manifestado
incluso en un sistema legal que no nos conforma, el ciudadano católico
debe trabajar por una promoción del bienestar integral de la misma.
d) Otro tanto ocurre con la educación y los grandes desafíos que
supone para las familias, la escuela y las políticas educativas
nacionales y provinciales. Es cierto que nos preocupa, entre otros, el
impacto de las teorías del gender en el mundo educativo. No vamos a
dejar de hacer oír nuestros puntos de vista. Sin embargo, la escuela
necesita una renovada alianza de todos: sociedad civil, estado y
organizaciones, entre las que está la Iglesia. Nuestro país ha logrado
articular un sistema educativo que integra, no sin tensiones, la gestión
estatal con la privada, asegurando así el derecho y la libertad de
educación.
e) Para la enseñanza social de la Iglesia, el rol fundamental del
estado en la gestión económica no se opone a la justa libertad de
mercado, la libre empresa y la tutela de los derechos de los
trabajadores. Es bueno recordar aquí el principio de subsidiariedad, tan
importante en el entramado armónico de la propuesta social cristiana.
También aquí, los votantes católicos tienen distintas y legítimas
miradas.
f) El Papa Francisco viene insistiendo con fuerza en tres temas,
íntimamente vinculados: tierra, techo y trabajo. En nuestra Argentina de
hoy, estas “tres T” son cuestiones a las que no podemos dejar de
atender. Sin descuidar los otros, aquí quisiera destacar la cuestión
central del trabajo. En un mundo globalizado, asistimos a una
transformación enorme en este campo. También aquí hay distintas y
legítimas miradas de cómo implementar políticas públicas que aseguren
los derechos de los trabajadores, a la vez que alientan la formación y
capacitación que esta transformación requiere.
g) El papa Francisco, retomando el impulso de papas anteriores, ha
puesto el acento en el cuidado de la casa común, promoviendo una
conversión ecológica para una ecología integral. Su gran encíclica
Laudato si’, tan bien acogida, contiene indicaciones preciosas. Temas
como: el uso del suelo, el agua, la minería, los agroquímicos, merecen,
según cada región, una atención especial a la hora de discernir las
propuestas a votar.
El obispo agregó dos cuestiones que consideró “importantes”: la
amistad social y la democracia, además de subrayar: “La Iglesia aprecia
la democracia porque asegura algunos valores que no deben faltar en
ningún sistema político: la participación ciudadana, la posibilidad de
elegir, controlar y sustituir pacíficamente a los gobernantes”.
“Hoy, como ya dijimos, la democracia vive una crisis global. A los
argentinos, esto supone un desafío particular. No siempre hemos
apreciado ni defendido con convicción los valores democráticos. Tampoco
los católicos. En este sentido, persisten aún tendencias negativas, por
ejemplo, a promover liderazgos mesiánicos y autoritarios, a una
democracia corporativa que desprecia las instituciones republicanas”,
alertó.
“La crisis de la política nos tiene que motivar a perfeccionar
nuestra democracia, no a soslayarla, o a cambiar continuamente sus
reglas, según la conveniencia. Este afianzamiento de la democracia es
una meta que va más allá de la coyuntura. Mira al futuro. El voto lo
debe tener en cuenta”, aseveró.
Monseñor Buenanueva recordó que la Iglesia alienta a los fieles a
cuidar la cultura democrática del país, sobre todo, aportando los
valores espirituales que la sustentan, y planteó: “También es un aporte
cuando ejerce una oposición crítica a leyes que considera injustas”.
En este sentido, subrayó que “no puede faltar -y no va a faltar- el
punto de vista católico en los grandes debates de la sociedad
argentina”, por lo que aseguró: “Sumará su voz, con respeto de las
reglas democráticas, a las voces presentes en nuestra sociedad”.
“Hasta aquí mis reflexiones. Las comparto tal como las he podido
formular y porque amo profundamente a mi país. Me duelen sus heridas,
especialmente el hecho de que no encontremos propuestas superadoras de
la pobreza y el deterioro de nuestra convivencia. Soy discípulo de
Cristo y pastor de la Iglesia. He sentido el impulso y el deber de
compartir estas reflexiones con mis hermanos en la fe, pero también con
quien quiera escucharlas y ponerse en diálogo, también crítico, con
ellas”, concluyó.+